El absentismo laboral cuesta 700 millones anuales a España.

La escasa motivación y flexibilidad en el ámbito de trabajo dan lugar a faltas reiteradas.

España encabeza el ránking europeo de trabajadores que no van a trabajar. El índice de absentismo se ha duplicado en menos de cinco años, con lo que el número de horas perdidas ha pasado del 3% al 6%. En la actualidad, es uno de los países más afectados junto a Francia, Alemania, Bélgica y Portugal según un informe elaborado por Addeco.

La media continental se sitúa en el 4,6% pero la ponderación nacional oscila entre el nivel más bajo de Bilbao, que ronda el 3%, hasta el 12% de Andalucía y Levante. En estas comunidades autónomas se encuentran las ciudades "más absentistas" conforme a los cálculos de la compañía Winterman: se trata de Valencia y Málaga, oro y plata respectivamente. En materia de costes, el informe de este grupo ha constatado que las empresas sufren pérdidas que rondan los 700 millones de euros anuales. Cada vez es más frecuente la falta de asistencia del empleado a su puesto de trabajo.

Jesús Francisco Molinera, letrado y especialista en relaciones laborales, estima que los costes reales que constan en los informes de los directivos tiran a la baja, puesto que sólo consideran los costes directos “pero los indirectos tienen una tendencia tan creciente como los otros”. No así, los beneficios sociales (inversión en formación, vacaciones o días libres) “son los mismos tanto para el que va a trabajar como para el que no acude, estamos hablando de un problema flagrante de reducción de la rentabilidad”, comenta este experto.

El Ministerio de Trabajo ya ha puesto en marcha un sistema informático para controlar las bajas de los trabajadores. Mutuas y empresas solicitan medidas eficaces para gestionar las faltas de corta duración (hasta quince días) y cuyo coste corre a cargo de las organizaciones y sus aseguradoras.

Flexibilizar, solucionar

Los expertos proponen estrategias para evitar que los trabajadores no falten en sus puestos, aunque parece que la técnica para conseguirlo la va a aportar, de momento, la propia coyuntura económica. Jesús Francisco Molinera, que además de experto en relaciones laborales es autor del libro Absentismo laboral, cree que la crisis repercutirá en el interés de los trabajadores “que faltarán lo menos posible para cuidar sus empleos”. A juicio de Molinera, el aumento del paro mejorará los porcentajes actuales porque “hasta ahora era relativamente fácil cambiar de trabajo, no se contemplaba como un bien escaso y no importaba tanto la vinculación y compromiso con la empresa sobre todo entre los jóvenes lo que daba lugar para tomarse más licencias y quedarse más días en casa ante una enfermedad”. A ello hay que sumar problemas sistemáticos de control y sensibilidad de las empresas que plantean “serios problemas de conciliación de la vida familiar y laboral, cuando no de motivación”, concluye este especialista.

Lo cierto es que el perfil de mujeres jóvenes y con estudios medios, son las que más faltan al trabajo. Nekane Rodríguez, directora de Creade Grupo Adecco, tiene claro que "algo está fallando, quien no acude a trabajar es porque no quiere o no puede y en este sentido se debería abordar el asunto con una mirada más instrospectiva para descubrir, por ejemplo, los problemas de conciliación de las mujeres trabajadoras que se ven abocadas a ausentarse a menudo".

En esta línea, el grupo de estudios Winterman apuesta por la flexibilidad. Los países europeos que aplican estas medidas experimentan menor absentismo ya que los asalariados compaginan su trabajo y la vida fuera de la empresa, reducen el nivel de estrés, enfermedades asociadas y las excusas o prórrogas de bajas que dan lugar al verdadero fraude.


22/06/2008 - La Gazeta

 

Volver atrás